Hemos entendido que nuestra existencia tiene un gran propósito, este es el ayudar a aquellos en los cuales sus edificaciones (en su interior), están caídas, debemos con la ayuda de Dios tenderles la mano y mostrarles que su vida si se lo permiten ellos mismos, puede ser reedificada, así como nos lo dice Isaías 61:4 “todo será levantado de nuevo” para la gloria de Dios.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Codependencia. Tomado de internet

Responde al cuestionario con sí ó no.
  1. ¿Te comprometes demasiado?
  2. ¿Te ves forzado a ayudar a otros a resolver sus problemas? (Por ejemplo, ¿ofreces consejos que no te piden?).
  3. ¿Te sientes demasiado responsable de los sentimientos, pensamientos, acciones, necesidades y bienestar de otros?
  4. ¿Te enorgulleces de crear calma en una situación caótica?
  5. ¿Tratas de complacer a otros y nunca a ti mismo?
  6. ¿Te cuesta trabajo expresar tus sentimientos?
  7. ¿Tienes dificultad en completar un proyecto? (llevarlo a cabo de principio a fin)
  8. ¿Tienes dificultad para divertirte?
  9. ¿Creciste en medio de demasiados "deberías"?
  10. ¿Tiendes a ignorar problemas y pretendes que no existen?
  11. ¿Creciste en una familia problemática, reprimida, químicamente dependiente o disfuncional?
  12. ¿Sientes que si no eres productivo no vales?
  13. ¿Te sientes incómodo cuando te alaban?
  14. ¿Te sientes atrapado en las relaciones?
  15. ¿Quisieras tener más tiempo para ejercicios, aficiones o deportes?
  16. ¿Dices muy seguido que ya no tolerarás más ciertas conductas de otras personas?
  17. ¿Te sientes a menudo "loco" y ya no sabes qué es ser "normal".
  18. ¿Te sientes muy ansioso por un cambio o promoción en el trabajo?
  19. ¿Mientes o exageras, cuando sería igual de fácil decir la verdad?
  20. ¿Buscas constante aprobación y afirmación?
  21. ¿Tienes miedo de tu propia ira?
  22. ¿Buscas personas necesitadas para ayudarlas?
  23. ¿Tratas de guardar tus sentimientos para ti mismo y poner buena cara?
  24. Cuando tienes pereza, ¿te excusas?
  25. ¿Llegas siempre tarde a las citas, reuniones, etcétera?
  26. ¿Te sientes cansado y sin energía?
  27. ¿Sientes que si no te llevas bien con tu superior, es por tu culpa?
  28. ¿Te disgusta tomar cualquier riesgo?
  29. ¿Tiendes a gastar el dinero compulsivamente, comer más de lo debido, tomar tranquilizantes, fumar, trabajar en exceso, o beber demasiado?
  30. ¿Has perdido interés en el sexo?
  31. ¿Tienes frecuentes problemas médicos con colitis, úlceras, hipertensión, asma, dolores de cabeza o de espalda?
  32. ¿Te accidentas frecuentemente?
  33. ¿Tienes miedo al abandono, a la soledad, al rechazo?
  34. ¿Tiendes a menospreciar los problemas, a racionalizarlos y frecuentemente dices, "sí, pero..."?
  35. ¿Te encuentras frecuentemente culpando a otros?
Si tu calificación es mayor de cinco respuestas afirmativas, puedes considerarte una persona codependiente.
LA CODEPENDENCIA
La codependencia puede ser definida como una enfermedad, cuya característica principal es la falta de identidad propia. El codependiente pierde la conexión con lo que siente, necesita y desea. Si es dulce y agradable aunque no lo sienta, es porque busca aceptación. Cree que su valor como persona depende de la opinión de los demás. Da más importancia a los demás que a sí mismo. Se crea un yo falso, pues en realidad no está consciente de quién es y está tan desconectado de sus propios sentimientos.

La codependencia se origina en las familias disfuncionales y convierte a los miembros de esas familias en personas hiper-vigilantes. Al estar el ambiente familiar tan lleno de estrés debido a la violencia, la adicción al alcohol o a las drogas, las enfermedades emocionales de sus miembros etc; la persona codependiente enfoca su atención hacia su entorno para defenderse de algún peligro real o imaginario.
Los niños necesitan seguridad y tener modelos saludables para imitar, para poder entender sus propias sensaciones internas. También necesitan aprender a separar los sentimientos de los pensamientos y a generar autoestima ellos mismos desde su interior. Si el niño pierde el contacto con sus sentimientos, tratará de llenar sus necesidades con estímulos externos y se convertirá en un adulto codependiente.
La codependencia es un tipo amor es destructivo  
Cuando una persona vive su vida a través de los demás y a costa de sus legítimas necesidades, va más allá de lo que exige el verdadero amor. Se quema hasta el punto de no quedar ya nada de ella.
Parece un noble empeño ayudar a otras personas que se están autodestruyendo, como en el caso de las esposas o novias de los alcohólicos o adictos a la droga, al juego o al sexo. Sin embargo, olvidamos ayudar a los codependientes.
Todo amor que no produce paz, sino angustia o culpa, está contaminado de codependencia.   
 I Corintios 13:4-7
La codependencia crea amargura, angustia, enojo y culpabilidad irracional. El fruto del amor debe ser la paz y la alegría. Si no es así, algo anda mal. Somos imagen y templo de Dios. No debemos albergar en nuestro corazón ni angustia ni ninguna otra emoción dañina. Galatas 5:22-23
La codependencia nace de un hambre malsana de amor, quizás provocada por un ambiente familiar en que uno no se sentía amado.

El dolor en la codependencia es mayor que el amor que se recibe. Hay que tratar de mantener una relación sólo hasta donde debamos y podamos.

Una de las características de la persona codependiente es que no confía en la otra persona a la que trata de influir. Esto lo demuestra persiguiéndola, tratando de controlarla, diciéndole lo que tiene que hacer, etc.  
La sobreprotección, signo de codependencia, a veces nace de la situación de una madre que ha perdido a su esposo. Hay madres que usan a sus hijos para llenar un vacío.
El codependiente no sabe quién es, lo que siente, cuáles son sus necesidades; vive como un ser vacío. Debemos saber: Éxodo 19:5; San Juan 1:12-13
El verdadero amor promueve el crecimiento mutuo. I Pedro 1:22; I Juan 4:7-8
La codependencia aparenta ser amor, pero es egoísmo, mutua destrucción, miedo, control, relación condicionada: "Te amo si cambias"; "Si no haces lo que digo, te recrimino, te persigo, me siento tu víctima." En la codependencia hay una gran cantidad de manipulación. Sn Juan 17:26  (aquí nos muestra Jesús que debemos amar a los demás libremente)
En momentos de frustración, la codependencia es abusiva o de tremenda tolerancia del abuso. La persona codependiente permite tanto que no reconoce el abuso cuando lo sufre. Ha llegado a tener una autoestima tan baja, que ya no se da cuenta de que están abusando de ella. (Esto causa la manipulación en la victima)
El codependiente necesita dar continuamente para no sufrir culpabilidad, ansiedad, enojo, miedo, etc. Necesita dar, sentirse necesario para tener autoestima.

 En la práctica soy codependiente cuando yo pienso que soy responsable de los pensamientos, los sentimientos y las acciones del otro, y pienso que el otro es responsable de mis pensamientos, mis sentimientos, y mis acciones. Galatas 6:4-5
Ejemplo de codependencia: El alcohólico ha perdido el control de su manera de beber y sufre del caos y desorden producidos por su adicción. Él vive en una trampa de negación de sus sentimientos verdaderos de soledad, vergüenza y culpa. La trampa es un ciclo vicioso de compulsión y negación. La toma compulsivamente para salir del dolor de su vida y sólo encuentra las consecuencias dolorosas de su manera de beber. Ahora en su vida, lo que era una solución es un problema. Él depende del alcohol, pero también depende del codependiente para cuidarlo, para hacerse responsable de él. No existe un alcohólico sin un codependiente o una serie de codependientes. Los codependientes primarios son las personas más cercanas al alcohólico, como esposos o padres.
Podemos ver que el alcoholismo y la codependencia son la misma enfermedad. Ambos, como cualquier proceso de adicción, comparten las mismas características de negación, obsesión, compulsión y pérdida de control. (El codependiente mantiene una ilusión de control, pero su vida es ingobernable).

¿Co-dependencia o Bondad?

“Yo no quiero reprocharle a mis seres queridos que les cuido, pero acabo sintiéndome resentida cuando después veo que ellos no hacen lo mismo por mí”. “Si ellos fueran tan considerados conmigo como yo lo soy con ellos, estaría más contenta y me sentiría más segura”. “Algo no acaba de funcionar bien”.

Algunas pautas para distinguirlas son: Busque el equilibrio.

Si no está seguro/a sobre si usted es “demasiado amable”, dedique unos minutos a realizar este simple ejercicio. Coja un papel y trace una línea vertical que divida en dos la página. Arriba ponga el nombre de alguien cercano a usted. En la columna izquierda apunte todas las cosas que usted hizo el mes pasado por esa persona, tanto si se lo pidió como si no. Al final de cada una de ellas ponga una P si fue placentero el hecho de hacerlo, o bien una R si sintió resentimiento por tenerlo que hacer. La finalidad de este ejercicio es distinguir la emoción que usted sentía en el fondo de su corazón al realizar esa actividad. En la columna derecha haga una lista de todas las cosas que esa persona hizo por usted activa o pasivamente, tanto si se lo pidió como si no. Muestre la lista a un amigo imparcial. Si su lista se desequilibra hacia el lado “dar”, entonces usted podría estar vendiéndose para ganar la aceptación de los demás.

Pida dirección a Dios sobre “justicia”. I Juan 5:17; Mi 6:8

 Reflexione si usted se está dando a esa/s personas libremente o si se trata de alguna obligación tácita que le deja resentido/a. Peor aún, analice si usted se ha estado dando porque teme las consecuencias (enfado, malas caras, amenazas, gimoteos, culpabilización,). Tenga en cuenta que a los niños se les permite obtener más de lo que ellos dan, ese es el compromiso que usted adquirió cuando decidió tener hijos. Sin embargo, conforme van creciendo deben aprender que el mundo no complacerá cada uno de sus antojos. Deben aprender que los demás también tienen necesidades y que las relaciones requieren negociación. Es su trabajo como padre o madre enseñarle estas lecciones.

Deténgase y corrija su conducta habitual.

Si decide que da cuando no desea hacerlo; si siente resentimiento cuando da, entonces debe encontrar una forma de detener esa conducta. Sentir resentimiento es una señal clara de que no quiere dar, aún cuando piense que la única razón por la que está resentido se basa en la reacción de la otra persona. Si está disgustado/a con la otra persona, entonces estará dando “con las manos atadas”. Esto es injusto para usted y también para los demás. Si puede dar libremente también puede considerar no dar nada.


Si decide cambiar, cuéntelo a las personas de su entorno.

El cambio será difícil de aceptar por parte de los demás, así cómo de llevarlo a cabo. A cada una de las personas involucradas será necesario hacerles saber previamente que usted va a cambiar su forma de actuar. Deberá prepararse para recibir respuestas negativas.

Practique diciendo “no” a cosas pequeñas en casa, con otros familiares o con amigos.

Prepárese a que le recriminen lo malo o mala que es usted y los pocos cuidados que les dedica.

Este es el precio que deberá pagar por sentirse libre de la codependencia. Dentro de unos pocos meses seguro habrá entendido que usted también tiene sus necesidades personales y espacio.

Aprenda a actuar ante el enfado de los demás.

Si las personas se enfadan con usted y se siente presionado/a por su enojo o su culpabilización, manténgase firme.

Hable con otras personas.

Hable con aquellos amigos que usted vea que se muestran felices en sus relaciones y pregúnteles cómo equilibran ellos la balanza del dar y del recibir. Únase a una terapia grupal o a un grupo de apoyo para recibir las sugerencias y los ánimos de otras personas.

Confíe en Dios y en el poder que El le dio.

Cualquier cosa que haga puede hacer que las cosas cambien y usted no tiene por qué vivir una vida de callado resentimiento. Si decide dar algo de corazón, porque realmente lo siente en ese momento, sin que el miedo le motive a ser amable, disfrútelo. ¡El entregarse a otros puede ser un regalo para uno mismo, siempre que se haga por las razones correctas. Romanos 8:28-29 podemos confiar plenamente en El. Somos hechos a su imagen, por lo que no debemos sentirnos menos.



sábado, 25 de septiembre de 2010

PORQUE CREES.Escrito por Nancy Sanchez



PORQUE CREES

Porque crees que estoy aquí,
Porque crees que quiero estar aquí,
acaso son tus logros u obras que me tienen aquí,
acaso es tu constancia que me tiene aquí,
o serán tus pensamientos y tu rectitud
que me tienen aquí.

Acaso serán
las muchas horas que pasas leyendo tu biblia y
esas horas que pasas en oración,
 o esos sacrificios que haces para mi,
acaso será eso que me tiene aquí,
o será que tus donaciones y ofrendas
 han capturado mi interés y
me tienen aquí.

Un día tome la decisión de estar aquí,
y hoy estoy aquí y es porque
simplemente TE AMO.

Así que no es por lo que hagas o dejes de hacer
que estoy aquí,
por amor a toda la humanidad estoy aquí,
por amor al pecador estoy aquí,
por amor al sabio y recto estoy aquí,
por amor a ti estoy aquí.

 Fue mi decisión,
fue mi sacrificio,
 fueron mis pensamientos,
 fue mi ofrenda,
fue mi constancia y rectitud,
fue por todo eso
que estoy aquí,
junto a ti y lo estaré porque
así lo quise yo,
 JESUS.






viernes, 24 de septiembre de 2010

EL PORQUE DE NUESTRO NOMBRE

El espiritu de Jehova el Senor esta sobre mi, porque me ungio;
 me ha enviado a:
 Predicar buenas nuevas a los abatidos,
a vendar a los quebrantados de corazon,
a publicar libertad a los cautivos, y a los presosapertura de la carcel;
a proclamar el ano de la buena voluntad de Jehova,
y el dia de venganza del Dios nuestro;
a consolar a todos los enlutados;
a ordenar que a los afligidos de Sion se les de gloria en lugar de ceniza,
oleo de gozo en lugar de luto,
manto de alegria en lugar del espiritu angustiado;
y seran llamados arboles de justicia, plantio de jehova, para gloria suya.
Reedificaran las ruinas antiguas, y levantaran los asolamientos 
primeros, y restauraran las ciudades arruinadas, los 
escombros de muchas generaciones.
I saias 61:1-4